No se posee una explicación convincente pero el hecho es que durante los primeros meses de vida, bebés absolutamente normales sufren cólicos. Los cólicos consisten en ataques periódicos de gritos penetrantes y agudos aparentemente causados por un dolor intenso y acompañados de estiramiento y elevación de las piernas, ruidos en el abdomen y expulsión de aire por el ano. Suelen presentarse por las noches y normalmente mejoran transcurridos tres o cuatro meses.
Según algunos especialistas como el doctor Hugh Jolly, el término cólico se usa con demasiada frecuencia. Afirman que el llanto nocturno puede deberse únicamente al hecho de que los bebés notan que sus madres están más cansadas, nerviosas y tensas. Estos médicos sostienen que el aire y el malestar aparente son la consecuencia y no la causa del llanto.
¿Tu bebé llora desconsoladamente al final de la tarde y no hay consuelo a su pena?
Sí que lo hay, quizás no logres callarle pero seguro que si pruebas estro le ayudarás a sentirse mejor:
• No le dejes llorar solito, lo está pasando fatal, no sabe que le ocurre y aunque no puedas evitar que llore, estás haciendo mucho por él si lo tienes en tus brazos mientas pasa por esto. Relájate, no es culpa tuya y su dolor no es fruto de tu inexperiencia, te estás comportando como una super-mamá o super-papá si no eres insensible a su llanto y le consuelas con tu compañía.
• Cógele, tenlo en brazos durante y si puedes siempre que te sea posible. Parece ser que en culturas donde se llevan a los bebés todo el día a cuestas no existen los cólicos, curioso, ¿verdad? Como ves este es un buen motivo para no privarte del placer te tener a tu peque en brazos todo el rato que quieras.
• Envuélvele: A muchos recién nacidos les gusta estar envueltos. Se sienten protegidos y seguros porque les recuerda la protección del útero materno. Y parece ser que también les alivian los cólicos. Envuélvelo y tenlo cerquita tuyo.
Envolviendo a tu bebé:
• Tiende la manta enfrente tuyo en forma de rombo con una punta hacia arriba.
• Dobla la punta de arriba hacia abajo.
• Acuesta a tu bebé boca arriba en la manta para que su cabeza quede arriba de la orilla que acabas de doblar.
• Coge una de las puntas de los lados de la manta y tira firmemente por arriba del pecho de tu bebé, y mételo debajo de sus muslos.
• Después, trae la punta de abajo hacia arriba de sus pies.
• Toma el otro lado de la manta; estíralo por arriba de tu peque hacia la dirección contraria; y mételo debajo de sus muslos.
• Dale calor, prueba con una bolsa de agua templadita en su barriga, o sostenlo boca abajo con tu brazo y tu mano apoyada en su barriga.
Con estas sugerencias posiblemente no lograras que deje de llorar si está pasando un cólico, pero con toda seguridad le estás ayudando a sentirse mejor.
Gases
Un bebé, al llorar y gritar, está inspirando una gran cantidad de aire. Cuando se le coge en brazos y se le sujeta en una posición vertical, se está facilitando la expulsión del aire en forma de eructos. Pero el motivo del llanto no tiene porque ser que el niño tenga ganas o necesidad de eructar, sino por ejemplo el frío, el aburrimiento o la necesidad de compañía.
Los gases no son otra cosa más que el aire que el bebé ha tragado. La mejor forma de intentar remediar esto es intentar que el niño inspire la menor cantidad posible de aire, durante su alimentación y cuando llora.
Catarros, tos, mocos....
Tiene su nariz tapada y no puede respirar, ¡ni siquiera comer!, o tose toda la noche entorpeciendo su descanso... ¿Cómo aliviarle? He aquí una colecta de ideas:
• Ante todo, que le vea su pediatra, hay que tener controlado en todo momento ese catarro.
• Para aliviar la TOS, puede ir bien colocar en el cuarto una cebolla partida por la mitad. Los vapores que desprenden este vegetal alivia la irritación de la garganta. Aquí hay que añadir que hay que colocar la cebolla un par de horas antes para que haga efecto en el momento de acostar al peque.
• Otro truco que sirve para suavizar la garganta irritada consiste en darle una cucharadita pequeña de aceite de oliva
• Para la CONGESTIÓN, va bien elevar la parte superior de la cuna colocando bajo el colchón algún libro para que quede más elevado el pecho y así la mucosidad no suba a las vías altas impidiéndole respirar.
• También va bien para aliviar la congestión hacer vapor ya sea con un aparato humidificador, o colocando un recipiente con agua o una toalla mojada sobre el radiador.
• Puedes aliviarle a la hora del baño antes de acostarle si dejas abierta la ducha, chorreando agua caliente. Si está muy congestionado, le echas unas gotitas de suero fisiológico y junto con el vapor de la ducha le alivia bastante.
Trastornos emocionales
Sucesos como la hospitalización de uno de los padres, el nacimiento de un hermano, la muerte de una mascota o incluso la excitación propia del día de Reyes, son hechos que pueden alterar el patrón de sueño de cualquier niño.
En estos casos hay que intentar comprender que es lo que preocupa al niño, hablarle, tranquilizarle y darle explicaciones. Trastornos emocionales pueden estar presentes en niños muy pequeños, que reaccionan al estrés de los padres o a cambios en el ambiente familiar. Puede crearse un círculo vicioso particularmente difícil de romper cuando un niño reacciona al estrés de los padres y comienza a dormir mal, lo que a su vez aumenta el estrés de sus padres.
Cansancio
Hay ocasiones en las que el nerviosismo y la actividad de todo un día agotan al niño, y el cansancio le impide conciliar el sueño. A pesar de estar físicamente exhaustos no consiguen conciliar el sueño. Por lo general se trata de una simple dificultad para relajarse y desconectar.
Si se sospecha de esto, hay que intentar que no se excite mucho a la hora de dormir y si es necesario adelantarle la hora de ira la cama.
Alimentación
En los bebés a menudo se considera que el hambre es la razón por la que se despiertan. Tradicionalmente se ha creído que un bebé bien alimentado dormirá profundamente hasta que necesite comer otra vez, pero se ha demostrado que esto no siempre se cumple. Algunos bebés muy bien nutridos duermen menos que otros que padecen deficiencias en la alimentación. Las madres que han sido educadas bajo la creencia de que si su hijo duerme mal, es por un defecto en su alimentación, proporcionara al mismo raciones extras de comida, o adelantando la alimentación complementaria, cuando se trata de lactantes, provocando cólicos, o intolerancias.
Los médicos aconsejan no añadir sólidos a los biberones por las siguientes razones:
• Mamar esta mezcla espesa de un biberón es difícil y hace que los bebés traguen más aire.
• Si un bebé comer el cereal con tanta facilidad, puede que tome más calorías de las que necesita.
• Tanto la leche materna como la de fórmula tienen mayor valor nutritivo que los cereales.
• Dar de comer cualquier otra cosa que no sea leche materna o de fórmula a un bebé menor de cuatro meses puede aumentar las posibilidades de que desarrolle alergias.
• Un estudio realizado en 1934 observó la relación entre distintos alimentos y la calidad del sueño infantil, llegando a la conclusión de que el contenido de la última comida antes de acostarse producía efectos marcados en la calidad del sueño posterior (Laird, D. Y Drexel, H.). Concretamente descubrieron que cuando los niños ingerían alimentos de difícil digestión, tenían más alteraciones del sueño que cuando la cena era normal.
• El horario de la última comida no es un factor determinante, ya que normalmente los bebés se disponen a dormir después de un biberón, y los más mayores lo hacen un poco más tarde dado que juegan un rato, o se les cuenta un cuento, etc.
Eccema
El eccema es una enfermedad de la piel que afecta a un bebé de cada diez y que puede llegar a producir un picor inaguantable.
Si se sospecha de esta molestia, consultar al pediatra la posibilidad de aplicar un medicamento, ya que los hay muy eficaces en estos casos. En algunos bebés el eccema deja de causar problemas transcurridos unos meses.
Otros malestares físicos frecuentes
Además del malestar y del dolor provocados por las molestias enumeradas, otros trastornos físicos pueden ser la causa del despertar de un niño pequeño. Por ejemplo, una infección de oído, tos, resfriados, cualquier tipo de infección, e incluso una erupción causada por los pañales.
Todas estas afecciones son muy habituales, muchos niños perfectamente normales sufren cinco o seis infecciones de oído o garganta cada año. Cualquiera que sea la causa es muy importante mitigar el sufrimiento del niño para que este pueda dormir con normalidad.
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